Cruce andino - Puerto Varas

El cruce andino resultó en cierto modo sorprendente, pues en el trayecto no encontramos las alturas de la cordillera de los Andes que esperábamos sino que predominó el paisaje lacustre. No superamos los 1.100 metros de altitud en el recorrorido ni pudimos contemplar las más altas cumbres que nos rodeaban (como cerro Tronador) debido a las nubes, pero atravesamos tres lagos, muy bonitos y diferentes entre sí, pasamos por una zona selvática a la entrada del parque nacional Vicente Pérez Rosales -ya en Chile-, visitamos unos sorprendentes saltos de agua (los del río Petrohué, con el volcán Osorno al fondo), para acabar el trayecto en una bonita y apacible villa situada en la ribera de otro lago, Puerto Varas. Fue un recorrido largo (12 horas) pero reposado (paramos casi tres horas en Peulla para comer), siempre con una sensación de aislamiento y tranquilidad totales, pues entre los puntos de salida y llegada no existe apenas movimientos de personas ni poblaciones, tan sólo los núcleos que dan servicio a los embarcaderos.





Al día siguiente hicimos una interesante excursión a Frutillar, para seguir las huellas de los colonos alemanes que se asentaron en estas tierras a mediados del siglo XIX. Existe un museo muy ilustrativo sobre ello y su presencia es notoria en toda la zona.




Comimos en Puerto Montt, en una zona portuaria en la que se coexisten los puestos de un pujante mercado de pescados con pequeños locales de comidas (cocinerías).


Dentro de unas horas tomaremos el vuelo hacia la ciudad más austral de Chile, Punta Arenas, para llegar a dormir a Puerto Natales, desde donde al día siguiente nos trasladaremos al parque nacional de Torres del Paine.