Regreso a Bruselas

En vísperas de la Semana Santa de 2013 nos acercamos unos días hasta Bruselas para rememorar nuestros años allí y reencontrarnos con personas queridas y lugares que dejaron huella. De aquellas vivencias de nuestra estancia en la ciudad quedó constancia en el diario MI BRUSELAS. Ahora volvimos a recorrer, no sin cierta nostalgia, nuestro barrio del Cinquantenaire, con tantos recuerdos en cada calle y en cada establecimiento, la mayoría tal como los dejamos, aunque algunos -ya desaparecidos- dejaron paso a nuevos negocios que a nosotros no nos dicen nada.  Y, como no podía ser de otra manera,  nos acercamos al "clos" donde vivimos durante ese tiempo, atravesando de nuevo el evocador jardín ahora invernal: ni flores, ni patos, que con la primavera recalaban en el estanque,  ni ranas, que llegaban con el verano, ni tan siquiera gatos, quizás refugiados en algún lugar menos frío. Y, para que la rememoración fuera completa, acabamos comiendo nuestro plato preferido en Le Martin Pecheur, también nuestro bistrot favorito: los "scampis poêlés au curry avec du riz". Delicioso...



Además de Bruselas, en esta visita hicimos también un pequeño recorrido por la Valonie, comenzando por Lieja y su famosa estación "Calatrava", para seguir atravesando la melancólica campiña belga de la mano de nuestros consuegros hasta recalar en Coutisse y despedirnos de ellos, al día siguiente, en Namur, capital de la región valona.









Y el domingo en Bruselas !sorpresa! amaneció con una buena nevada, como pudimos observar desde la habitación del hotel. Fuera, ya en el Boulevard Albert II, hacía un frío que cortaba, pero ello no fue impedimento para que nos acercásemos hasta el mercadillo de Jeu de Balle -que tanto nos gustaba- ni para que se instalasen allí los puestos, aunque menos de los habituales.






Y allí estaba, como todos los domingos, Christophe Varosi, un arqueólogo y personaje peculiar de este rastro, que ofrece piezas singulares a unos precios sorprendentes. Anteriormente nos habían llamado la atención las cabezas de flecha neolíticas y monedas romanas que expone habitualmente. En esta ocasión nos ofreció una pequeña cabeza precolombina de la cultura La Lolita-Tumaco, que se desarrolló en Ecuador y Colombia entre los siglos V a.c. y V d.c., según la anotación "expertise" de su propia mano. No entendemos cómo puede vender esas piezas y a unos precios tan increíbles, pero lo cierto es que el hombre lleva años ejerciendo ese comercio en un país tan estricto como Bélgica. No es de extrañar que haya aparecido en varias revistas.





Y, a pesar de la nieve, también estaba allí la banda que ameniza el aperitivo en La Brocante, el lugar gastronómico más emblemático del Jeu de Balle. Volvimos por la Rue Blaes hasta el Sablón, donde el mercadillo de antiguedades -también con menos puestos y menos visitantes- luchaba contra el frío invernal.





Naturalmente no podía faltar la visita a la Grand Place, tan preciosa como siempre, esta vez tocada de nieve y reluciente con otro frente más de fachadas restauradas.





Lo de menos fue el frío. La nieve le dio un toque pintoresco a este viaje al pasado reciente. Reencuentro y sensación de no habernos ido, seguíamos en casa. Bruselas más que un punto y aparte, es un punto y seguido.  Un viaje  en el que disfrutamos enormemente.

De Japón a Salamanca: Exposición de Fernando Bernardo

El pasado día 12 de marzo se inauguró en el Centro Cultural Hispano-Japonés de Salamanca la exposición de fotografía de Fernando Bernardo titulada "Juegos musicales en un jardín japonés".
 


El Centro Cultural Hispano-Japonés se ubica en el palacio de Arias Corvelle, un edificio renacentista situado en la plaza de San Boal, precioso rincón de la monumental Salamanca. El Centro fue creado en 1999, tras una visita de los emperadores de Japón a Salamanca, y es el principal centro de difusión de la cultura de Japón en España, bajo el impulso de la Embajada de Japón y de la Universidad de Salamanca.




 
 El Centro organiza cada año una Semana Cultural del Japón, que en esta XIII edición coincidió en su desarrollo con la apertura de la exposición de fotografías. En el acto de inauguración oficial se hizo una presentación del teatro Nô por parte del profesor Saito, quien ofreció un miniconcierto de flauta Nôkan y fue acompañado por alumnos del Conservatorio de Salamanca en una demostración del llamado Hayashi (canto e instrumentación musical).
 
En dicho marco -magnífico- instalamos la exposición de fotografía, y utilizo el plural porque, como hermano del artista, me correspondió echar una mano.
 
 


Al final la instalación quedó bastante bien y la exposición tuvo una buena acogida.
 


 
No sé si estas atentas espectadoras habrán llegado a captar todos los matices que el autor quería expresar, que en la presentación de la exposición se explican de la siguiente manera:
 
"Con sus fotografías, el autor vuelve a mostrarnos una lectura de líneas entrelazadas en sus composiciones, del mismo modo que las fichas de un juego de tablero establecen estructuras cambiantes, o las notas musicales en un pentagrama trazan líneas formando una escritura visual. Efectivamente, alguna de las composiciones de 64 fotografías refleja una posición de una partida de ajedrez (o de un tablero de go de 8x8). Otras semejan un fragmento de partitura, un compás de ocho corcheas. Así la exposición se puede entender como un recorrido musical. Quedan en el recuerdo otros paseos, musicales y silenciosos, por jardines como Koto-in y Ryoan-ji en Kyoto".
 
 
Y es que cada uno de los 15 paneles que se exponen tiene su razón de ser. No se trata de una mera recopilación de cerca de 900 fotografías, realizadas en su mayor parte durante el último año, con ocasión de diferentes viajes a Japón, Noruega, Venecia, Estambul, Costa Azul, Suiza y múltiples desplazamientos por Asturias, sino de composiciones que juegan con el color y la ubicación para buscar determinados significados, la mayoría de las ocasiones en clave musical.
 



 
Esta es la tercera exposición de Fernan en el Centro Cultural Hispano-Japonés de Salamanca. Lejos queda ya aquella primera exposición de 1990 en el Londra Palace de Venecia. Esperemos que nos siga deleitando en el futuro con muchas más...
 

De exposiciones por Madrid

A finales de febrero nos fuimos unos días a Madrid, donde permanecimos casi una semana rememorando nuestra no tan lejana estancia allí en compañía de nuestros amigos y visitando algunas de las exposiciones en cartel. En el Reina Sofía había dos magníficas, una dedicada a la pintora María Blanchard y la otra a la escultora Cristina Iglesias, una restrospectiva espectacular que requiere grandes espacios, como los que ofrece ese museo.
 

 
 
Los impresionistas estaban representados en dos excelentes exposiciones. En el Thyssen se exhibía la muestra titulada "Impresionismo y aire libre", con pinturas realizadas en el exterior ordenadas con una curiosa sistemática, basada en los motivos retratados (tejados, rocas, árboles...), ilustrando el nacimiento de la pintura al aire libre que dará lugar a este importante movimiento artístico.  En la Fundación Mapfre la exposición "Impresionistas y postimpresionistas" trata de reflejar el nacimiento del arte moderno a través setenta y ocho obras maestras del Museo d'Orsay. La cuidada presentación permite seguir la evolución de la pintura desde los primitivos impresionistas hasta la pintura que anuncia la representación del arte a través de simples manchas de colores puros y planos.
 

 
 
 
 
También visitamos la exposición "El legado de la Casa de Alba" en el Centro Cibeles, una pequeña pero destacable muestra de las dispares colecciones que alberga el Palacio de Liria, desde un impecable Fra Angelico hasta un precioso Marc Chagall.
 
 
 
 
Y para tomar un pequeño descanso, un nuevo descubrimiento: la terraza superior del centro comercial de El Corte Inglés de Callao, desde donde se tiene una magnífica vista sobre la Gran Vía y toda la zona oeste de la ciudad, especialmente a la puesta de sol.