Cataratas de Iguazú

El viaje no pudo tener mejor broche final. Tras dar un salto de 4.000 km pasamos del fresco seco de la estepa patagónica al calorazo humedo de la selva tropical y nos encontramos con esta maravilla de la naturaleza.

El primer día visitamos la parte argentina de las cataratas. Comenzamos por el lugar más impactante: la garganta del diablo. Un salto de agua 80 metros de altura que resulta difícil de apreciar de cerca porque el viento atraía el agua de la cascada hacia nosotros, nos empapaba las gafas, el objetivo de la cámara y a nosotros mismos, así que quedamos como sopas.


Después hicimos el llamado circuito superior, recorriendo la cresta de las cascadas, que se extienden por un frente de más de 3 km.


Las pasarelas del circuito inferior permiten recorrer y contemplar los saltos desde abajo.


Y para finalizar no nos resistimos a probar el paseo en barca hasta el borde mismo de las cascadas. Y eso sí que fue un auténtica ducha. El guía en este caso no exageró nada. Efectivamente, quedamos tan mojados como si nos hubiesen tirado varios calderos de agua por encima.


Al día siguiente nos llevaron a ver la parte brasileña. Al margen de que el día amaneció espléndido, la panorámica que ofrece esta parte es más espectacular porque a lo largo del recorrido se va viendo selva y cataratas justo enfrente. El conjunto es de gran belleza, aunque las fotos no van a estar a la altura porque habíamos olvidado la cámara de fotos en el restaurane donde cenamos la noche anterior. Afortunadamente la recuperamos, pero esa mañana tuvimos que hacer las fotos con los móviles.

Y con esto se acabó el viaje. Vuelta al hotel a esperar que vengan a buscarnos para ir al aeropuerto y mientras esperamos hacemos a dos manos este post. Próxima etapa: Iguazú-Buenos Aires- Madrid-Oviedo.  


Glaciar Perito Moreno

Por más que conozcas fotos o vídeos del Perito Moreno, la visión en directo resulta impactante. Tras entrar en el Parque Nacional de los Glaciares, a 80 km. de El Calafate, se tiene una primera impresión a distancia de la cara sur, desde el lugar que no en vano se denomina "mirador de los suspiros".


Después tomamos un catamarán para acercarnos y tener la perspectiva desde el nivel del lago. Su pared agrietada y de intenso color azul, con 50 metros de altura de promedio (más otros 120 bajo el agua) se presenta imponente.



Justo enfrente de la lengua del glaciar existe una colina -en la península Magallanes- sobre la que han instalado un conjunto de pasarelas que permiten diferentes recorridos para contemplar todo el frente del Perito Moreno desde distintos ángulos y alturas.



Uno no se cansa de observar el glaciar.  Parece un ser vivo, que se mueve (nada menos que 2 metros al día) y palpita. Los sonidos que desprende, con muy distintas gamas e intensidades, asemejan a susurros, crepitaciones, chasquidos, bramidos... De vez en cuando un estallido anuncia algún desprendimiento que provoca exclamaciones de los visitantes y hace volver rápidamente la mirada (y las cámaras) hacia el lugar que queda marcado por un semicírculo de hielo flotando sobre el agua.



El avance del glaciar hace que periódicamente -cada varios años desde 1915- tropiece contra la península Magallanes y bloquee la llegada de agua desde uno de los brazos del lago Argentino, lo que provoca una subida del nivel de agua desde ese costado. La presión del agua por encontrar su salida va socavando la pared del glaciar, abre una especie de caverna que va aumentando hasta formar un túnel de salida y poco después la bóveda del túnel se desploma con gran estruendo en lo que se conoce conoce como rotura del glaciar. La última rotura ocurrió en 2008 y la próxima sucederá dentro de muy poco tiempo, pues en estos momentos el paso está bloquedo y ya se ha comenzado a formar la bóveda.


Será un espectáculo que va a atraer a miles de personas y que a nosotros nos hará recordar esta fantástica visita.


Torres del Paine

Tuvimos mucha suerte con el tiempo y pudimos disfrutar de una visibilidad plena sobre el imponente macizo de las Tores del Paine. El primer día hicimos un extenso recorrido por el Parque en bus turístico, bordeando el macizo de oeste a sur y deteniéndonos en los puntos más atractivos.



Nos quedamos dos noches en el Hotel del Lago Grey, con una vista fantástica sobre el lago y el glaciar Grey. Entre los huéspedes del hotel hay un águila que viene cada tarde a observar o a exhibirse desde su rama preferida. Tiene montones de seguidores, todos haciéndole fotos como a una "celebrity".



El segundo día hicimos dos caminatas por la zona. Por la mañana hasta una península desde la que se divisan los témpanos que se van desprendiendo del glaciar. Y por la tarde hasta dos lagunas próximas: laguna Margarita y laguna Marco Antonio, porque el parque está lleno de lagos y lagunas por todas partes.



Todavía tuvimos oportunidad de despedirnos de las Torres del Paine viendo su amanecer, cuando a las 6 de la mañana salimos hasta nuestra próxima etapa: El Calafate.



Punta Arenas - Puerto Natales

Punta Arenas se encuetra al borde del estrecho de Magallanes, que sobrevolamos para aterrizar en su aeropuerto. Antes de tomar el bus para Puerto Natales tuvimos tiempo para dar un paseo por la ciudad, donde nos llamó la atención el protagonismo de un avilesino, José Menéndez, de quien los carteles informativos indican que era conocido como el rey de la Patagonia. Tiene un busto en la Plaza de Armas y a él pertenecía una de las principales mansiones de la ciudad, de finales del siglo XIX y clara inspiración modernista.


Después tomamos el bus y atravesamos la estepa patagónica chilena para llegar a Puerto Natales. Más de 250 Km. de llanura desértica, sin poblaciones, sin apenas vegetación, expuesta a los poderosos vientos provinientes del Pacífico, que peinan caprichosamente las copas de los arboles que encuentran, cuando no los secan o destrozan.


Al anochecer llegamos a Puerto Natales, donde dormimos en un acogedor hotel con vistas a un fiordo del Golfo Almirante Montt.


Cruce andino - Puerto Varas

El cruce andino resultó en cierto modo sorprendente, pues en el trayecto no encontramos las alturas de la cordillera de los Andes que esperábamos sino que predominó el paisaje lacustre. No superamos los 1.100 metros de altitud en el recorrorido ni pudimos contemplar las más altas cumbres que nos rodeaban (como cerro Tronador) debido a las nubes, pero atravesamos tres lagos, muy bonitos y diferentes entre sí, pasamos por una zona selvática a la entrada del parque nacional Vicente Pérez Rosales -ya en Chile-, visitamos unos sorprendentes saltos de agua (los del río Petrohué, con el volcán Osorno al fondo), para acabar el trayecto en una bonita y apacible villa situada en la ribera de otro lago, Puerto Varas. Fue un recorrido largo (12 horas) pero reposado (paramos casi tres horas en Peulla para comer), siempre con una sensación de aislamiento y tranquilidad totales, pues entre los puntos de salida y llegada no existe apenas movimientos de personas ni poblaciones, tan sólo los núcleos que dan servicio a los embarcaderos.





Al día siguiente hicimos una interesante excursión a Frutillar, para seguir las huellas de los colonos alemanes que se asentaron en estas tierras a mediados del siglo XIX. Existe un museo muy ilustrativo sobre ello y su presencia es notoria en toda la zona.




Comimos en Puerto Montt, en una zona portuaria en la que se coexisten los puestos de un pujante mercado de pescados con pequeños locales de comidas (cocinerías).


Dentro de unas horas tomaremos el vuelo hacia la ciudad más austral de Chile, Punta Arenas, para llegar a dormir a Puerto Natales, desde donde al día siguiente nos trasladaremos al parque nacional de Torres del Paine.

Bariloche, lluvia y sol

Al llegar a Bariloche nos estaba esperando la lluvia. La tarde del primer día en forma de lloviznas ocasionales, pero al día siguiente con niebla espesa y una lluvia persistente que nos chafó completamente la excursion llamada circuito chico, pues apenas pudimos vislumbrar nada. Al tercer día amaneció también lloviendo, pero después despejó y quedó un tiempo espléndido, de modo que volvimos a repetir algunas de las visitas y pudimos apreciar de verdad la belleza de este entorno: Llao-Llao, Puerto Pañuelo, Cerro Campanario (con unas vistas espectaculares).




Por la tarde nos fuimos en el autobús urbano hasta el Lago Gutiérrez y dimos un paseo muy guapo hasta una cascada situada a tres Km. Al final cayeron otra vez unas gotas, que permitieron que apareciera sobre el lago un arcoiris precioso.


Y mañana, madrugón para realizar el llamado "cruce andino", combinando varios trayectos en bus y barco. A ver si tentemos suerte con el tiempo...

Reencuentro con Buenos Aires

Después de un viaje largo pero menos incómodo de lo que esperábamos (pudimos dormir bastante) volvimos a encontrarnos con Buenos Aires, donde habíamos estado ya en 2009 en dos ocasiones. La sensación ahora fue muy diferente pues estamos en pleno verano, con bastante calor aunque no axfisiante. Fueron unos días muy agradables, que aprovechamos para completar algunas visitas que nos habían quedado pendientes, rememorar otras que nos habían resultado especialmente gratas y callejear tranquilamente por la ciudad.

Más adelante daremos más detalles, pero como avance sirvan estas imágenes que reflejan algunas de las visitas que realizamos. Como al impresionante teatro Colón (en 2009 estaba en plena restauración)


El museo Mitre, situado en la vivienda de estilo colonial del que fue presidente d Argentina


El paseo por San Telmo, con la calle Defensa, en la que coexisten las tradicionales tiendas de antigüedades con las modernas de diseño, y la abigarrada plaza Dorrego.


El recorrido por la costanera norte, con parada en San Isidro, un acogedor pueblo a la vera del Río de la Plata, donde existe un precioso museo en otra antigua casa colonial, el que se exhibía una colección de azulejos muy interesante.


La navegación por el delta del Paraná, recorriendo este singular habitat en el que viven más de 3.000 personas.


Y la visita al flamante museo del bicentenario, en la parte trasera de la Casa Rosada, donde además de una interesante colección de objetos y vídeos sobre la historia de la República Argentina se expone la impresionante pintura mural que Siqueiros realizó en el sótano de un potentado argentino y fue trasladada  en varios bloques hasta su actual ubicación, tras permanecer unos cuantos años en un almacén.





Próxima etapa: Patagonia

Quedan sólo unos días para que iniciemos un viaje a Sudamérica que venimos deseando desde hace mucho tiempo. Como el desplazamiento requiere un buen número de días y la época más adecuada es nuestro invierno -allí verano- no pudimos realizarlo mientras trabajábamos. Pero ahora tenemos plena disponibilidad y... allá nos vamos.


El itinerario previsto es el siguiente: Buenos Aires - Bariloche - Cruce andino - Puerto Varas - Frutillar - Puerto Montt - Punta Arenas - Puerto Natales - Torres del Paine - El Calafate - Perito Moreno - Iguazú.

Tiene muy buena pinta y nos apetece un montón. A ver si sale todo bien y podemos contarlo aquí.